El componente inmaterial de la consciencia


«Lo que yace en el corazón de cada cosa viva no es un fuego, ni un aliento de calor, ni una «chispa de vida». Es información, palabras, instrucciones» Richard Dawkins, refiriéndose a la evolución biológica, en su libro El relojero ciego (1986).


La consciencia es un comodín para referirnos a muchas funciones de la mente: autoconsciencia, libre albedrío, sensación de unidad, de coherencia, qualia, personalidad, etc. Ha supuesto incontables horas de entretenimiento a filósofos y científicos a lo largo de la historia (especialmente ahora que el alma no existe), pero todo apunta a que la diversión solo acaba de comenzar.

Uno de los aspectos de la consciencia que considero más importantes, pues somos animales extremadamente sociales, es la "persona". Voy a usar únicamente "la persona" como ejemplo. El aspecto de la consciencia que nos define como persona es aquel que suele servir de respuesta cuando preguntamos "¿quién soy?". Lo identificamos con un nombre, pero este nombre es únicamente un "link" (como probablemente gustaría a Donald Hoffman) que nos redirecciona a nuestras relaciones con otros. La personalidad se define por la interacción con otras personas, y no es física; es un constructo no material en constante cambio y evolución.

Si nuestra personalidad es inmaterial ¿podría serlo también la propia consciencia?
La posición filosófica funcionalista afirma que si pudiésemos modificar la estructura física de un cerebro sin cambiar su función, estaríamos manteniendo la consciencia invariable. En "El error del pavo inglés" usé para explicarlo un sencillo experimento mental:


"Imagina… Esta noche te vas a dormir con tu pijama de Barrio Sésamo a la cama, te acomodas, y piensas en todas esas cosas que piensa uno antes de dormir. Escuchas el ruido de una gota que cae repetidamente en el cuarto de baño, pero no te sobresalta, no te importa, estás muy a gusto. Poco a poco vas perdiendo de vista la realidad, el ruido del goteo desaparece o se fusiona con aquello que te pasa por la mente. Tus pensamientos se confunden unos con otros y te duermes plácidamente.
Pero, en mitad de la noche... ¡oh sorpresa! te abducen unos marcianos sin despertarte, elevan tu cama a su chulísimo ovni último modelo, y no se les ocurre otra cosa más que sustituirte un trozo del cerebro por una pieza electrónica, un circuito que funciona exactamente igual que esa parte de tu cerebro. Son otros materiales, pero funciona igual. No son neuronas, pero su función es la misma. Como los marcianos ya no tienen otra cosa mejor que hacer, te vuelven a dejar en tu cama.

Al despertar no notas diferencia alguna, ¿qué diferencia vas a notar si tu cerebro sigue funcionando igual? Esto vuelve a ocurrir a la noche siguiente. Otro pedazo de cerebro para afuera, y otro trozo de metal para adentro, y otra noche, y otra. Después de una semana tu cerebro ha sido sustituido totalmente por un amasijo de metal que curiosamente utiliza Diesel sin plomo en lugar de glucosa, y que además está fabricado con roca marciana (muy cara por cierto). Curiosamente además ¡no es tu cerebro!, ¡pero funciona exactamente igual! 

[...] recordarás que las células de tu cuerpo se encuentran en continuo proceso de renovación. El 99,9% de los átomos de tu cuerpo se renuevan cada 5 o 7 años, así que realmente algo similar a la abducción nos ocurre cada noche, sin marcianos, claro, pero el efecto es el mismo."

Si este razonamiento es correcto* tenemos tres opciones para avanzar: podemos invocar a un agente externo que aparece con el funcionamiento cerebral (un homúnculo, un alma…; recurrir al dualismo), podemos asumir que la consciencia es una ilusión** o bien podemos considerar que la consciencia es esa función cerebral. Es muy común el argumento de que la consciencia emerge de la actividad de la mente, como si de un truco de magia se tratase. Esto, al fin y al cabo, es como invocar al alma (pero atándola mágicamente al cerebro). Hay quien prefiere apartar el problema a un lado; si la consciencia es una ilusión, si no existe (signifique esto lo que signifique), quizás estemos perdiendo el tiempo. Quizás los filósofos han malgastado sus energías como las polillas girando alrededor de una bombilla. Pero si es una ilusión debería serlo para alguien, y en este planteamiento corremos el peligro de caer en el "teatro cartesiano" (¡estaríamos invocando a un homúnculo más allá del homúnculo!). La tercera opción es aquella que no requiere invocar elementos mágicos ni homúnculos extra, aceptar que la consciencia es el funcionamiento del cerebro. Pero esta tercera opción también tiene  trampa (la bomba escondida en el sótano de la física***), si la consciencia es la función cerebral, también es información, información procesada por el cerebro (información integrada, según Giulio Tononi).

Personalmente me gusta pensar en la "información" como "orden en el cambio", pero en este caso es más preciso definirla como "reducción de incertidumbre". La información es inmaterial, pero es absolutamente dependiente de la materia para existir. Es la relación entre la materia la que la define. Decir que somos información es una forma bonita de decir algo mucho más simple; somos materia en interacción. Las implicaciones de esto, en cambio, son asombrosas.

Una de las posiciones más extendidas acerca de la consciencia es la del famoso Dan Dennett. El filósofo evolucionista niega la existencia de los qualia y argumenta la materialidad de la información. Para Dennett la información de la tarjeta de crédito es la propia tarjeta de crédito. En mi opinión su argumento apunta en la buena dirección, pero es incompleto, valga esta famosa charla para demostrarlo.


Es una disertación fantástica, la he usado en muchas ocasiones para explicar la inversión del pensamiento que requiere la evolución, pero está incompleta. Dennett está igualando la función evolutiva de las experiencias asociadas a los qualia con el propio qualia. No es lo mismo la sensación del dulce en la boca, que el gusto por el propio dulce. Existe una diferencia entre el desagrado al dolor y la experiencia cualitativa del dolor. Una prueba de ello es la asimbolia al dolor, aquellos que la sufren pueden reconocer la sensación de dolor, pero no les duele (casos de asimbolia).

Nos es muy fácil explicar la forma en la que la evolución ha hecho agradables algunos estímulos y desagradables otros, pero tenemos serios problemas si queremos explicar las experiencias (subjetivas, como lo son todas) que suelen desencadenar dichas reacciones. A no ser que asumamos que dichas experiencias son únicamente la interacción, la información, observada desde dentro. 

En el fondo, si dejamos a un lado la precisión en las definiciones que usemos, todo lo aquí expuesto no se aleja demasiado de las obviedades. Es obvio que la consciencia es resultado de la función cerebral y es obvio que somos materia en interacción. Ahora bien, la función, la información, la consciencia, ¿es material o inmaterial? Igual que la resolución de un cubo de Rubik, la información depende de la materia, pero su potencial está presente, aun cuando nadie toque el cubo. 

La información depende de una base material, pero no es materia. Resulta interesante y particularmente sorprendente como aquellos que buscan la naturaleza de los qualia y aquellos que niegan la existencia de la consciencia llegan a una conclusión común, la consciencia es información. Para unos solo es información (y les vale para dejarlo ahí), para otros esto es un salto de dimensiones alucinantes. Me encuentro en el segundo grupo, y dicho salto podría resumirse  con las siguientes palabras de James Gleick

"La física moderna ha comenzado a pensar en el bit -la elección binaria- como la partícula fundamental última. John Wheeler resumía la  idea en "it-from-bit". Con eso se refería a la base del universo físico- el "it" de un átomo o una partícula subatómica- no es materia, ni energía, sino un bit de información."


Tay

* Aún estamos lejos de resolver estas cuestiones, y no creo que los experimentos mentales de la filosofía nos vayan a asegurar un camino seguro que seguir. Pero no veo argumentos sólidos contra la posición funcionalista. Argumentar, por ejemplo, que "La nación china" de Ned Block derrumba el funcionalismo (basándonos en que alcanza una conclusión contraintuitiva), debería carecer de toda validez, pues sabemos sobradamente cuán contraintuitiva es la naturaleza (y nuestra propia existencia en ella).

** Me resulta especialmente interesante el hecho de que aquellos que niegan la consciencia suelan argumentar que "solo es información" (ejemplo), como si esto resolviese algún problema (de hecho es el propio problema difícil expresado de otra forma). En esos casos no puedo evitar recordar el momento en el que David Chalmers decía (en broma) que la única explicación a la posición de Dennett, era que éste fuese un zombie filosófico.

*** Por más que le doy vueltas no consigo recordar si es algo que leí a un filósofo hablando de física o a un físico hablando de filosofía. En cualquier caso se refería a los qualia. 


Camarón y gobio, "Shrimp-goby"


Vivimos en un planeta surrealista, he aquí una prueba de ello. Estos son los gobios-camarón (Shrimp-goby en inglés) una simbiosis entre peces y crustáceos. Aunque se conocen unas 70 especies (¡70!) de gobios que se asocian con camarones, os dejo (tras el vídeo) la descripción de una de ellas, el gobio de Luther.


Undescribed Shrimpgoby from Howard Hall on Vimeo. El gobio de este vídeo está sin clasificar.

"El "gobio de Luther" y la "gamba ciega" son dos animales que mantienen una relación submarina, práctica y bellísima. Lamentablemente, también poco conocida. El gobio de Luther es un pez con excelente vista, pero que carece de brazos para excavarse una solución habitacional en la dura superficie del fondo del mar. La "gamba ciega" hace honor a su nombre, y cava. Con este panorama, gobio y gamba se alían de modo natural y efectivo. La gamba tunela una casita para los dos y el gobio la acompaña cuando sale a buscar alimento. La gamba mantiene sus antenas sobre el cuerpo de su simbionte, que le va indicando el camino. Si el pez detecta un depredador, da un golpecito de aviso a la gamba y la guía hasta la seguridad de su refugio." Wikipedia

El camarón depende de la vista del gobio para defenderse, y el pez de la capacidad excavadora del crustáceo (Este vídeo lo muestra muy bien). Para aumentar la originalidad de dicha colaboración, el camarón pertenece a ese grupo a los que se llama popularmente "camarón pistola" (langostino pistolero en algunos lugares). ¿Por qué ese nombre? tienen una habilidad propia de un personaje de Marvel, con un golpe de sus pinzas alcanzan temperaturas superiores a los 4000ºC. Os dejo con este vídeo para mostrarlo (o con este otro del genial The Most Extreme).
 


Wikipedia, gobio de Luther
Una buena recopilación de datos interesantes sobre esta simbiosis en The wild classroom

Tay